En la tradición budista el SUKHA es el estado auténtico y profundo de felicidad del ser, que a su vez lleva a la verdadera satisfacción con la vida. Es un término en sánscrito conformado de dos partes: «Su» que significa abierto y «Kha» espacio, es decir, «Sukha» literalmente significa «espacio abierto«, porque cuando estamos felices nos sentimos abiertos, libres, flotando en un mundo sin gravedad. La felicidad del «Sukha» no la dan los bienes materiales, ni el éxito, ni la fama, sino el estado de tranquilidad clara que surge al darnos cuenta de que estamos vivos, que somos capaces de amar y tener empatía con los demás. El «Sukha» no depende de satisfacer necesidades sino de poder mantenernos en un fluir de energía pacifica y noble independiente de las circunstancias de la vida.
En “Crepuscular” la siempre hábil pluma de Ana Blanco nos invita, a través de su voz, a un viaje emocional en la búsqueda del «Sukha»: “Búscame y allí me encontrarás…” nos dice.
Desde la segunda mitad de los años sesenta y hasta mediados de los setenta la espiritualidad oriental fue una importante fuente de inspiración en el mundo del rock, particularmente de la psicodelia y del rock progresivo, por ello, siguiendo aquella estela musical, tras un interludio de mellotrones y voces, la banda se sumerge en un viaje musical donde se dejan ver algunas influencias significativas -favoritos pasajes estilo “Firth of Fifth” de Genesis o “Comfortably Numb” de Pink Floyd`- comandado por un épico solo de guitarra envuelto en mellotrones de cuerda y voces, a caballo todo de una sección rítmica del bajo y batería.
